Inicia proceso de beatificación del obispo brasilero Hélder Câmara
El 6 de abril la arquidiócesis
de Olinda y Recife, en Brasil, recibió el parecer favorable de la Congregación
para la Causa de los Santos, al autorizar el inicio del proceso de beatificación
y canonización de quien fuera su obispo por más de dos décadas (1964–1985) y,
probablemente, el más emblemático pastor brasilero “con olor a oveja”: dom Hélder
Pessoa Câmara.
La notificación se produjo a
menos de dos meses de la misiva que el prefecto del dicasterio romano, el
cardenal salesiano Angelo Amato, escribiera al arzobispo metropolitano, António
Fernando Saburido, el pasado 16 de febrero, confirmándole la recepción de su
solicitud de Nihil Obstat para
iniciar el proceso de beatificación del Siervo de Dios, a nivel diocesano. En su
carta, Amato expresaba que aguardaba el parecer de otros dicasterios para que
se pudiera proceder al proceso de beatificación. Ahora, la Curia Romana ha dado
vía libre para que se inicie el camino que conducirá al obispo brasilero a los
altares.
Antes de su muerte en Recife a
los 90 años de edad, el 27 de agosto de 1999, el “olor de santidad” de dom
Hélder se extendía por todo el país. Maurício Jardim, párroco de São
Vicente Pai dos pobres,
en la arquidiócesis de Porto Alegre, recuerda que aunque no lo conoció
personalmente, “desde que entré en el seminario en 1991 oigo hablar de su
santidad como hombre de Dios y pastor incansable, comprometido con los más
pobres”. También destaca que “en el Concilio Vaticano II fue uno de los
promotores del ‘pacto de las Catacumbas’, que en 1965 afirmó el compromiso de
una ‘Iglesia pobre para los pobres’; además, a nivel de la Iglesia de Brasil
impulsó la fundación de la Conferencia Nacional de los obispos”.
En efecto, en 1936, cuando era
sacerdote, tuvo a su cargo la creación del Secretariado Nacional de Acción
Católica Brasilera, instancia precursora de la CNBB. En 1952, a los 43 años,
recibió la ordenación episcopal y Pio XII lo nombró obispo auxiliar de Rio de
Janeiro, que en ese tiempo era la capital de Brasil. Ese mismo año participó
activamente en la organización de la CNBB, tras recibir la aprobación del proyecto
que había presentado a finales de 1950 ante uno de los integrantes de la
Secretaría de Estado del Vaticano, el obispo Giovanni Battista Montini –futuro
papa Pablo VI– con quien entabló una profunda amistad.
El encuentro con los pobres de
Rio lo llevó a fundar la Cruzada San Sebastián, en 1955, y el Banco de la
Providencia, en 1959, a fin de interceder a favor de los pobres y de los
“favelados”, para que vivieran en condiciones humanas y dignas.
Incansable en su compromiso con
los marginados, muy pronto su nombre se asoció a la promoción humana, la opción
preferencial por los pobres, la pastoral de las “favelas” y la defensa de los
derechos humanos. La mexicana Socorro Martínez Maqueo, religiosa del Sagrado Corazón
y coordinadora continental de las Comunidades Eclesiales de Base (CEB), afirma
que “dom Hélder es uno de los grandes padres de la Iglesia de América Latina y
es referencia en el caminar del pueblo de Dios. Como obispo puso en práctica el
Vaticano II y creyó e impulsó la Iglesia desde la base, desde las CEB; es un
profeta que abrió caminos para el compromiso radical con los pobres y por los
derechos humanos”.
Su llegada a la arquidiócesis de
Olinda y Recife, como arzobispo, coincidió con el inicio de la dictadura
militar en su país. Indeclinable en su defensa de los derechos humanos y de la
justicia social, alzó su voz profética para denunciar toda clase de atropellos,
represalias, torturas, desapariciones y muertes. En 1969 fue acusado de
demagogo y comunista. “Si doy de comer a los pobres, me dicen que soy un santo;
pero si pregunto por qué los pobres pasan hambre, me dicen que soy comunista”,
solía decir. Ni las amenazas contra su vida, ni la censura de sus palabras
lograron amedrentarlo. Su voz y sus escritos trascendieron fronteras y en
cuatro ocasiones fue nominado para el Premio Nobel de la Paz.
Unos
lo llamaron “el obispo rojo”, otros “el obispo de la paz”. Saburido, su actual
sucesor, ha manifestado que “fue un hombre de mucha oración y acción, un
profeta con coraje que enfrentó muchas dificultades, especialmente con la
represión militar”. Dom Hélder fue “una persona muy humana y especialmente
disponible a los más pobres. Todo esto contribuye a que tengamos interés en
encaminar este proceso”, concluye el obispo. Como en el caso del obispo
salvadoreño Óscar Arnulfo Romero, próximo beato, es posible que en el corazón
del pueblo brasilero ya sea santo.
@OscarElizaldeP
Publicado en: http://www.vidanueva.es/2015/04/10/el-brasileno-helder-camara-camino-de-los-altares-proceso-beatificacion-obispo-pobres/
Fotos: Cebs Romeiras do Reino