sábado, 11 de abril de 2015

Dom Hélder Câmara, camino a los altares

Inicia proceso de beatificación del obispo brasilero Hélder Câmara




El 6 de abril la arquidiócesis de Olinda y Recife, en Brasil, recibió el parecer favorable de la Congregación para la Causa de los Santos, al autorizar el inicio del proceso de beatificación y canonización de quien fuera su obispo por más de dos décadas (1964–1985) y, probablemente, el más emblemático pastor brasilero “con olor a oveja”: dom Hélder Pessoa Câmara.   

La notificación se produjo a menos de dos meses de la misiva que el prefecto del dicasterio romano, el cardenal salesiano Angelo Amato, escribiera al arzobispo metropolitano, António Fernando Saburido, el pasado 16 de febrero, confirmándole la recepción de su solicitud de Nihil Obstat para iniciar el proceso de beatificación del Siervo de Dios, a nivel diocesano. En su carta, Amato expresaba que aguardaba el parecer de otros dicasterios para que se pudiera proceder al proceso de beatificación. Ahora, la Curia Romana ha dado vía libre para que se inicie el camino que conducirá al obispo brasilero a los altares.
  
Antes de su muerte en Recife a los 90 años de edad, el 27 de agosto de 1999, el “olor de santidad” de dom Hélder se extendía por todo el país. Maurício Jardim, párroco de São Vicente Pai dos pobres, en la arquidiócesis de Porto Alegre, recuerda que aunque no lo conoció personalmente, “desde que entré en el seminario en 1991 oigo hablar de su santidad como hombre de Dios y pastor incansable, comprometido con los más pobres”. También destaca que “en el Concilio Vaticano II fue uno de los promotores del ‘pacto de las Catacumbas’, que en 1965 afirmó el compromiso de una ‘Iglesia pobre para los pobres’; además, a nivel de la Iglesia de Brasil impulsó la fundación de la Conferencia Nacional de los obispos”.

En efecto, en 1936, cuando era sacerdote, tuvo a su cargo la creación del Secretariado Nacional de Acción Católica Brasilera, instancia precursora de la CNBB. En 1952, a los 43 años, recibió la ordenación episcopal y Pio XII lo nombró obispo auxiliar de Rio de Janeiro, que en ese tiempo era la capital de Brasil. Ese mismo año participó activamente en la organización de la CNBB, tras recibir la aprobación del proyecto que había presentado a finales de 1950 ante uno de los integrantes de la Secretaría de Estado del Vaticano, el obispo Giovanni Battista Montini –futuro papa Pablo VI– con quien entabló una profunda amistad.

El encuentro con los pobres de Rio lo llevó a fundar la Cruzada San Sebastián, en 1955, y el Banco de la Providencia, en 1959, a fin de interceder a favor de los pobres y de los “favelados”, para que vivieran en condiciones humanas y dignas.

Incansable en su compromiso con los marginados, muy pronto su nombre se asoció a la promoción humana, la opción preferencial por los pobres, la pastoral de las “favelas” y la defensa de los derechos humanos. La mexicana Socorro Martínez Maqueo, religiosa del Sagrado Corazón y coordinadora continental de las Comunidades Eclesiales de Base (CEB), afirma que “dom Hélder es uno de los grandes padres de la Iglesia de América Latina y es referencia en el caminar del pueblo de Dios. Como obispo puso en práctica el Vaticano II y creyó e impulsó la Iglesia desde la base, desde las CEB; es un profeta que abrió caminos para el compromiso radical con los pobres y por los derechos humanos”.

Su llegada a la arquidiócesis de Olinda y Recife, como arzobispo, coincidió con el inicio de la dictadura militar en su país. Indeclinable en su defensa de los derechos humanos y de la justicia social, alzó su voz profética para denunciar toda clase de atropellos, represalias, torturas, desapariciones y muertes. En 1969 fue acusado de demagogo y comunista. “Si doy de comer a los pobres, me dicen que soy un santo; pero si pregunto por qué los pobres pasan hambre, me dicen que soy comunista”, solía decir. Ni las amenazas contra su vida, ni la censura de sus palabras lograron amedrentarlo. Su voz y sus escritos trascendieron fronteras y en cuatro ocasiones fue nominado para el Premio Nobel de la Paz.

Unos lo llamaron “el obispo rojo”, otros “el obispo de la paz”. Saburido, su actual sucesor, ha manifestado que “fue un hombre de mucha oración y acción, un profeta con coraje que enfrentó muchas dificultades, especialmente con la represión militar”. Dom Hélder fue “una persona muy humana y especialmente disponible a los más pobres. Todo esto contribuye a que tengamos interés en encaminar este proceso”, concluye el obispo. Como en el caso del obispo salvadoreño Óscar Arnulfo Romero, próximo beato, es posible que en el corazón del pueblo brasilero ya sea santo. 


@OscarElizaldeP

Publicado en: http://www.vidanueva.es/2015/04/10/el-brasileno-helder-camara-camino-de-los-altares-proceso-beatificacion-obispo-pobres/
Fotos: Cebs Romeiras do Reino