Movimientos populares proponen “un nuevo Brasil”
Aproximadamente 300
representantes entre pueblos indígenas, quilombolas,
pescadores, comunidades tradicionales y trabajadores –tanto del campo como de
la ciudad– se dieron cita, a principios de junio (del 1º al 4), en Mariana (Minas
Gerais), para participar en el Encuentro Brasileño de Movimientos Populares en
diálogo con el Papa, con el trasfondo de la crisis ambiental.
La elección de Mariana como
sede de esta reunión nacional y de Minas Gerais como anfitrión del III
Encuentro Mundial que se desarrollará en octubre de 2017 –en continuidad con
los de Roma (2014) y Santa Cruz de la Sierra (2015)–, constituye, de hecho, un
gesto inédito de solidaridad “con las familias afectadas por el mayor crimen
socio-ambiental provocado en 2015 por la minería en Brasil”.
Con un tono profético, la carta
suscrita por los
movimientos populares y las pastorales sociales denuncia el
extractivismo en estos territorios, en detrimento del medio ambiente: “el crimen de la cuenca del río Doce, provocado por la Vale y BHP
Billiton, por medio de Samarco, con la connivencia del Estado, es uno de los ejemplos
más terribles”.
“Ante este
cuadro desolador, es extremadamente gratificante experimentar la solidaridad de
quienes han venido de tantas partes de Brasil”, agradeció el arzobispo de
Mariana, Geraldo Lyrio Rocha, al
tiempo que hizo explícita su solicitud de apoyo para que los derechos de las
víctimas sean respetados, su dignidad sea reconocida, sus bienes sean
resarcidos y su protagonismo sea considerado en la búsqueda de soluciones que
respondan a sus legítimos intereses: “ayúdenos a salvar el río Doce (…), ayúdenos para que continuemos
en la lucha y no nos desanimemos ante los obstáculos y la prepotencia”, clamó
el prelado.
Otro asunto debatido
ha sido la actual coyuntura del país, ante la cual “el encuentro brasileño emerge
como una luz” que se opone a las privatizaciones propuestas por el gobierno
interino de Michel Temer y plantea,
en su lugar, “el fortalecimiento de la alianza de las clases populares” para
resistir a las fuerzas del neoliberalismo, de la fragmentación e incluso de la
criminalización de los movimientos sociales, que “ejercen violencias contra
pobres, negros, mujeres, jóvenes, y LGBT”, amenazando, a su vez, los derechos
de los trabajadores.
Convencidos
de que “en Brasil la democracia siempre fue el resultado de la organización y
de la lucha del pueblo”, los movimientos populares han asumido el desafío de “construir
un nuevo proyecto de país, que además de garantizar tierra, techo y trabajo
para todos y todas, con justicia social, esté en sintonía con la Madre Tierra”.
De este modo, en diálogo con el papa Francisco
y en sintonía con Laudato Si’, se
reafirmó que “no hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social; más
bien hay una única y compleja crisis socio-ambiental. La solución requiere un
abordaje integral para combatir la pobreza, devolver la dignidad a los
excluidos y, simultáneamente, cuidar la naturaleza”.
También el
cardenal Peter Turkson, presidente
del Pontificio Consejo para la Justicia y la Paz, manifestó a través de una
misiva enviada desde Roma su apoyo a la causa de la democracia participativa:
“Sé que están viviendo un momento crítico en su país. Me viene a la mente una
palabra fundamental: democracia. Vale la pena luchar, de forma pacífica y
tenaz, por una democracia plena y participativa”. Asimismo, el cardenal ganhés
se mostró favorable a que “las tres ‘T’ –tierra, techo y trabajo– sean
respetadas en toda la creación porque son, como señala el papa Francisco,
derechos sagrados”.
Padre Maurício Jardim, director de las OMP de Brasil |
Por otra
parte, Maurício Jardim, presbítero y
director de las Obras Misionales Pontificias de Brasil, ha destacado que
“nuestro método es el diálogo, en eso siempre ha insistido el Papa. El diálogo
es muy importante en el escenario que estamos viviendo en Brasil”. En declaraciones
a Vida Nueva, sostiene que “como
cristianos no podemos dejar que las cosas sucedan sin buscar auténticos
espacios de diálogo con la sociedad, la cultura, la política y los
movimientos”. Este ejercicio implica la superación de estigmas y la apertura a
la alteridad, porque “en el diálogo el pueblo brasileño encontrará caminos,
propuestas y soluciones, y es aquí donde el protagonismo de los laicos cobra
una particular relevancia, tanto en la misión evangelizadora de la Iglesia como
al interior de la sociedad”, concluye Jardim.
Justamente, Cristianos laicos y laicas en la Iglesia y
en la sociedad, es el título del documento (ver recuadro) que la
Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB) acaba de publicar, fruto
de su 54ª Asamblea General.
Sal
y luz en la Iglesia y en la sociedad
La participación de los laicos
en ámbitos eclesiales y sociales es el tema del último documento publicado por el
episcopado brasileño, que invita a los bautizados y a los confirmados a “asumir
la responsabilidad de ser sujetos: ¡sal y luz!”, como refiere el secretario
general de la CNBB, Leonardo Ulrich
Steiner.
El texto, dividido en tres
partes, asume implícitamente el método ver-juzgar-actuar, al presentar las
esperanzas y las angustias de los laicos en el contexto de la globalización, la
identidad y vocación del cristiano laico –discípulo misionero y ciudadano del
mundo– y, finalmente, su acción transformadora tanto en la Iglesia como en la
sociedad.
Entre los areópagos modernos
que reclaman el protagonismo de los bautizados, Cristianos laicos y laicas
en la Iglesia y en la sociedad prioriza la familia, el mundo de la
política, de las políticas públicas, del trabajo, de la cultura y la educación,
de las comunicaciones y del cuidado con nuestra casa común.
Publicado en Vida Nueva España No. 2.933 (http://www.vidanueva.es/2016/06/17/las-comunidades-populares-proponen-un-nuevo-brasil-aniversario-laudato-si/)
Fotos: Vida Nueva España, Paulinas Brasil, Lydiane Ponciato, Archivo particular.
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