domingo, 8 de enero de 2017

In memoriam: un adelantado de la 'Iglesia en salida'

Don Paulo Evaristo Arns, el cardenal de la esperanza


Ex spe in spem, ‘de esperanza en esperanza’ –como su lema episcopal– fue la vida del cardenal Paulo Evaristo Arns, arzobispo emérito de São Paulo, hasta su deceso a los 95 años de edad. “Dios espera que hagamos nuestra parte”, había dicho en la eucaristía que concelebró con motivo de sus 71 años de sacerdocio el primer domingo de adviento, un día antes de ingresar al Hospital Santa Catarina, en São Paulo, donde falleció en la mañana del 14 de diciembre por múltiples deficiencias orgánicas.

Profeta de la esperanza a lo largo de fecundos años de ministerio 76 de franciscano, 50 de episcopado y 43 de cardenal Don Paulo fue un abanderado del pos-concilio en la Iglesia brasileña, junto con Hélder Câmara, Antônio Fragoso y Luciano Mendes de Almeida, entre otros, asumiendo la causa de los pobres y de los indefensos, especialmente durante los tiempos difíciles de la dictadura, como ha recordado el cardenal Cláudio Hummes, su sucesor en la arquidiócesis de São Paulo: “siempre lo admiramos por su coraje y lucidez, denunciaba pero también actuaba: visitaba prisiones, buscaba a quienes eran asesinados o estaban desaparecidos… en fin, el mundo lo conoció como un gran defensor de los perseguidos”. El proyecto Brasil Nunca Más, liderado por Don Paulo y el pastor presbiteriano James Wright, durante ocho años, es prueba de ello: ¡las atrocidades del régimen militar fueron registradas en casi un millón de páginas!

Hélder Câmara y Paulo Evaristo Arns
El actual arzobispo, el cardenal Odilo Pedro Scherer, al presidir las exequias, elogió el empeño del cardenal Arns “por un Brasil libre y democrático”, en sintonía con la Doctrina Social, valorando también su esfuerzo por “ampliar las estructuras eclesiales y traducir en nuevas prácticas pastorales las enseñanzas del Vaticano”.

Manoel Godoy, quien fuera párroco en los años 70 en un barrio periférico de la gran metrópolis paulista, reconoce la obra indeleble del cardenal Arns: “con su estilo de pastor atento y preocupado, sobre todo con los más pobres, abrió caminos en la defensa de los derechos humanos e impulsó una pastoral a la altura de las circunstancias, como el programa Operación Periferia, entre otros”. El dinero obtenido de la venta del palacio arzobispal, le permitirían llevar adelante importantes iniciativas sociales a favor de las mayorías empobrecidas.

El lasallista Edgar Nicodem, vicepresidente de la Conferencia de Religiosos de Brasil, ha destacado el legado de sencillez franciscana del cardenal y, al mismo tiempo, su apuesta por una eclesiología de comunión y participación: “aquí cabe recordar el trabajo con las comunidades eclesiales de base. Los pobres, para Don Paulo, siempre fueron los verdaderos protagonistas de la acción evangelizadora y transformadora de la sociedad”.

No es extraño, por tanto, que miles de brasileños acudieran a la Catedral de la Sé, durante 44 horas continuas, para despedir al pastor que sostuvo la esperanza en la arquidiócesis que presidió por casi 28 años. Obispos, sacerdotes, religiosos y laicos, lo mismo que líderes de movimientos sociales, periodistas, políticos, intelectuales, migrantes, refugiados y habitantes de la calle, mayoritariamente, acudieron al velorio con sentimientos de veneración y gratitud, como mencionó el padre Júlio Lancellotti, vicario para la pastoral con población en situación de calle, en una de las 23 eucaristías que se celebraron: “cada persona que está aquí tiene una historia para contar, un recuerdo: En los momentos más difíciles Don Paulo siempre nos abrió los brazos y nos acogió con cariño”.

“La Iglesia de los pobres nace en medio de sus luchas de liberación y son estas las que harán surgir una nueva práctica de Iglesia”, había afirmado Arns en su libro De la esperanza a la utopía. “En un país que continúa con inmensas desigualdades sociales, la figura de Don Paulo siempre será inspiradora”, agrega el hermano Edgar Nicodem, enfatizando que “hoy necesitamos recuperar la lucidez de Don Paulo para analizar la situación por la que pasa Brasil: una adecuada visión de futuro donde los derechos humanos, la ciudadanía y la solidaridad sean elementos constitutivos, al igual que la osadía para comprometerse en primera persona con quienes viven en situación de vulnerabilidad social”.

El presbítero Manoel Godoy, por su parte, también destaca “la sintonía de la perspectiva pastoral de Don Paulo con la del papa Francisco”. Con toda seguridad el ‘cardenal de la esperanza’ fue un adelantado de la Iglesia en salida. Todavía será necesario asimilar su enorme legado pastoral a través de su obra y sus 56 publicaciones.

@OscarElizaldeP



Nota: Una versión más breve de este obituario fue publicada en la edición española de la revista Vida Nueva No. 3.017 (p. 39).
Fotos: jconline; contextolivre; g1

No hay comentarios:

Publicar un comentario